Seguramente a estas alturas ya habrás escuchado hablar de la piorrea, una dolencia que puede llegar a ser muy grave en algunas personas si no se trata a tiempo. En este post queremos explicarte detalladamente en qué consiste esta afección bucodental, diferenciándola además de otros conceptos relacionados como pueden ser la gingivitis y la periodontitis.
Conceptualización de la gingivitis, periodontitis y piorrea
La gingivitis es una enfermedad que provoca inflamación y sangrado en las encías, que suele venir ocasionada por la acción de las bacterias presentes en la placa que se deposita sobre los dientes, y que se gesta por la acumulación de residuos procedentes de los alimentos que consumimos.
Podemos definir la periodontitis como una enfermedad inflamatoria que puede llegar a destruir el hueso y la base que sostiene los dientes, con abundante secreción de pus. Se podría considerar una fase avanzada de la gingivitis tras su progreso, ya que su afección va mucho más allá de las encías.
La piorrea es el término que comúnmente se utiliza entre la población para identificar a la periodontitis, siendo básicamente lo mismo.
Qué es la piorrea
Como ya hemos adelantado, el origen de esta grave enfermedad viene dado por una acumulación bacteriana y la formación de placas de sarro que afectan a los dientes y encías, que en un primer estadio causan gingivitis, que mal tratada y descuidada termina degenerando en piorrea o periodontitis.
Principalmente, su causa es multifactorial, destacando la ausencia o falta de limpieza eficaz de los dientes y, sobre todo, la no eliminación de las placas “escondidas”.
La piorrea también se achaca al reiterativo consumo de bebidas alcohólicas y a una alimentación inadecuada, basada en hidratos de carbono refinados, grasas poco saludables y exceso de azúcares. El hábito del tabaquismo también va a influir en su aparición, al igual que algunas enfermedades, como la diabetes o la osteoporosis, que comprometen a tus defensas de la boca.
Encías sangrantes y otros síntomas
Encontrarse con encías sangrantes tras el cepillado es un signo muy característico de que algo va mal. Además, se experimenta dolor al masticar y un mal aliento muy notorio a causa de las encías inflamadas provocadas por la infección. Especialmente, puedes notar una sensibilidad dental ante alimentos fríos o calientes. Incluso, en estadios más avanzados, puedes ver que tus encías se retraen dejando el cuello de los dientes al descubierto.
Consecuencias de la piorrea
Si la piorrea llama a tu puerta debes tener muy en cuenta que por su evolución pueden darse graves cuadros infecciosos que comprometan a tu salud general, pudiendo diseminarse e invadir órganos vitales (corazón o el pulmón), pudiéndote provocar dolencias muy peligrosas como por ejemplo una endocarditis bacteriana, que puede producir patologías cardíacas que podrían poner en peligro tu vida.
Por añadido, tu calidad de vida puede verse mermada al destruirse el tejido óseo y retraerse las encías que proporcionan sustento a tus dientes.
Así, la caída de piezas dentales puede ser una grave complicación de esta patología que terminará por condicionar tu masticación y estética dental. El esmalte también se puede ver deteriorado con cambios de color en tus dientes.
Tratamientos contra la piorrea
Si presentas los síntomas citados, deberías acudir urgentemente a tu clínica dental en León, donde procederán a realizarte un diagnóstico para establecer el estadio de la enfermedad, prescribiéndote en primera instancia algún antibiótico para luchar contra la infección producida por la colonización bacteriana.
La limpieza dental y el uso de un enjuague bucal profesional te permitirán eliminar los restos purulentos, en combinación con un tratamiento de curetaje dental de limpieza profunda con periodoncia, el tratamiento indicado contra todas las patologías gingivales.
Si por desgracia la enfermedad ha avanzado provocándote la pérdida de piezas dentales, tras los curetajes y los tratamientos de periodoncia, siempre puedes recurrir a colocarte implantes dentales.
Prevención de la piorrea
Como ya habrás deducido, es fundamental realizar una adecuada higiene bucal, con cepillo, hilo dental y enjuague bucal a diario. Recuerda que debes renovar el cepillo de dientes cada 3 meses y asegurarte de no realizar una técnica con excesiva presión, limpiándote los dientes después de todas las comidas principales, y sobre todo antes de irte a dormir.
En ocasiones, es difícil identificar los comienzos de la enfermedad, de hecho, puede aparecer de forma invisible. Lo mejor es realizarse revisiones cada año con tus dentistas en León, para que éstos puedan detectar a tiempo los primeros estadios de esta patología. Estas revisiones van a ser fundamentales, junto a la realización de una limpieza bucodental, donde tu dentista podrá eliminar el sarro producido y alojado en los recovecos de tus dientes.
Por otro lado, el consumo de alimentos saludables puede colaborar en la protección bucal. Los más ricos en vitamina C pueden eliminar las bacterias, especialmente las fresas, la manzana, la granada o las espinacas, siendo básico también reducir el consumo de azúcares para mantener a raya a esta dolencia.
Y si ya tienes síntomas como encías sangrantes que puedan sugerir una piorrea, no te automediques y confía en tu dentista para poder establecer un tratamiento adecuado en caso de que ya la padezcas.
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